sábado, 17 de marzo de 2012

Y una vida que se vuela

Ahora sí.
Ahora ya dejo aquí mi réquiem para mi viejo camarada.
Que entre lágrimas escribo mis últimas palabras para él.

Fiel compañero esperó que todos cogieran sus aviones de vuelta a casa. Esperó que estuviéramos todos a su alrededor para decirnos adiós.
Desolada y triste ya no hago mas que recordar el momento de su ida.
El momento de mi lágrima sobre su lomo blanco.
El de mi beso en su cabeza.
De la caricia sosegadora.

"Te amo" fue lo último que fui capaz de susurrar junto a su oreja.

Hasta luego amigo.
Hasta luego hermano.

Sé que nos volveremos a encontrar.