Y allí estaba yo, con las mejillas rojas y con las manos rodeando aquella taza caliente de té.
El olor a cardamomo se eleva y se mezcla con el olor a coco del tuyo.
El silencio cada vez es menos importante.
Ya no me tapo la boca cuando se me escapa sin sentido alguno una carcajada.
Sigo el curso que la vida me tiene escrito, sin cuestionarme mi pasado ni hacer conjeturas de mi futuro, simplemente disfrutando de estas largas conversaciones sobre mi visión del alma y la tuya de la mente.
Salir a la calle y disfrutar de ese aire frío que golpea mi cara.
Disfrutar de todo, solo por el hecho de existir.
Fijarme en cada detalle, en cada pequeño detalle, hasta el punto de encontrar mi historia dibujada en las grietas y las humedades de una pared.
Llegó la hora de ser feliz.
Son las 18:18
Tempo di stare in punta di piedi.
Ora per mostrare ciò che sentiamo.